Septiembre ya esta aquí (por lo visto
con intención de mantenerme tan ocupada como siempre), pero antes de resumiros
un pletórico agosto, dejadme que os cuente rapidito mi último viaje antes de
abandonar España (otra vez). Para despedir el mes de julio y antes de recibir
un excitante agosto, nos regalamos una escapa a dos de mis zonas favoritas: el
norte asturiano y la costa de Galicia.
Sin demasiada planificación
(por no decir ninguna), como a nosotros nos gusta, empacamos unas cuantas
cosas, más de las necesarias, pero el no planificar previamente conlleva demasiados
“por si acasos”. Salimos un viernes por la tarde sin rumbo fijo, para darnos
cuenta de que anochecía cuando llegamos al faro de Busto, justo a tiempo para
ver la caída del sol desde el acantilado. La hora perfecta para cenar en
nuestro encantador hotel (reservado desde la gasolinera en la que paramos a
repostar de camino, ajajja)
Uno de esos "casual Friday" en los que sin saber como, te embarcas en unas vacaciones. |
Faro de Busto
Enamorada de los horreos asturianos. |
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